Por Steven J. Hogan

Traducido por Mario Meneses

~ Un Mensaje del Sábado por la Mañana #152 ~

Vivir por Dios debe ser por fe, y un gran lugar para aprender acerca de esto es en Hebreos 11. Llamado el salón de la fe, describe la vida de las personas piadosas que vivían por la fe. Estos santos hombres y mujeres tenían fe en Dios para el presente y para el futuro, por hoy y por la eternidad. Y la fe en Dios para el futuro es lo que llamamos esperanza, la que se basa en las promesas de Dios. Ahora bien, estos santos del Antiguo Testamento tenían ambas fe y esperanza, que es exactamente lo que los cristianos en esta Era de la iglesia, necesitan tener. Pero ¿qué quiere Dios que aprendamos de Hebreos 11, este capítulo que se concentra en la fe y la esperanza?

La manera de tener una relación con Dios es por fe. Por fe, Enoc  “caminó con Dios”  (Génesis 5:24), lo que significa que estaba cerca de El. Por fe,  “Noé encontró gracia a los ojos del Señor”  (Génesis 6:8). Por fe, Abraham era amigo de Dios (2 Crónicas 20:7). Por fe, Moisés vio a  “Aquel que no es visto”  (Hebreos 11:27). Todos los santos de Hebreos 11 tenían una relación con Dios porque eran pecadores que, por fe, experimentaron Su gracia, misericordia y amor. Esto resultó en que amaran a Dios, buscaran a Dios y obedecieran a Dios.

El camino para complacer a Dios es por fe. Ya fuera Noé construyendo un arca, Abraham dejando su patria, o Sara creyendo que tendría un hijo, fue por fe. Esta frase “por fe” se repite 19 veces, ejemplo tras ejemplo de que los creyentes confían en Dios, lo esperan y hacen lo que dice. Y Dios estaba complacido por su fe, por su obediencia, y esta es la única manera en que tú y yo podemos complacer a Dios, y obtener Su aprobación.

La manera de ser recompensado es por la fe. Dios quiere bendecir nuestras vidas ahora y para siempre. Pero no es por nuestras obras, no por lo que hacemos, sino creyendo lo que Dios quiere hacer amablemente por nosotros y a través de nosotros. Este capítulo ilustra que Dios bendice a Su pueblo, y la clave es tener fe en él, creer que quiere bendecirnos. Por fe Noé construyó el arca, un enorme proyecto de construcción que tomó 60-70 años, y Dios bendijo su obediencia, duro trabajo y perseverancia, porque lo salvó del diluvio, de Su ira. Y por fe, Enoc fue llevado al cielo, Abraham recibió un hijo, y Moisés escapó de Egipto.  

La manera de resucitar, y vivir para siempre, es por fe. Abraham creía que Dios podía resucitar a su hijo de entre los muertos (Hebreos 11:19). Las mujeres recibieron de vuelta a sus muertos por resurrección (Hebreos 11:35), y los que fueron resucitados de entre los muertos murieron de nuevo. Pero hay una  “mejor resurrección”  (Hebreos 11:35), y esto sigue siendo futuro, una  “resurrección de la vida”  (Juan 5:29) cuando “seremos  hechos vivos… en Su venida”,  cuando a todos se nos den cuerpos glorificados, cuando seremos perfeccionados. 1 Corintios 15:22-23, 42-44, 51-53

El camino para perseverar es por la fe y por la esperanza. La vida era extremadamente difícil para estos santos de Dios. Noé, sin duda, fue acosado, ofendido y burlado de cuando construyó el arca. Abraham vivía en tiendas de campaña, y admitió que era un extraño en esta tierra. Moisés abandonó las riquezas de Egipto y los placeres que pasaban del pecado. Algunos “Otros experimentaron vituperios y azotes, y hasta cadenas y prisiones. Fueron apedreados, aserrados, tentados, muertos a espada; anduvieron de aquí para allá cubiertos con pieles de ovejas y de cabras; destituidos, afligidos, maltratados (de los cuales el mundo no era digno), errantes por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas de la tierra. (Hebreos 11:36-38). ¿Cómo soportaron y seguiron adelante? ¿Por qué estaban dispuestos a  sufrir? Fue por fe en las promesas de Dios, fe que les dio esperanza, una confianza sobre un futuro maravilloso. Enoc quería estar con Dios en el cielo. Abraham “buscaba  la ciudad que tiene cimientos”  (Hebreos 11:10). Moisés “miraba  a la recompensa”  (Hebreos 11:26). Todos estos creyentes judíos estaban llenos de esperanza y con visión en el futuro – “Todos estos murieron en fe, sin haber recibido las promesas, pero habiéndolas visto y aceptado con gusto desde lejos, confesando que eran extranjeros y peregrinos sobre la tierra... anhelan una patria mejor, es decir, celestial. Hebreos 11:13, 16

La forma en que vivimos para Dios es por la fe. Por fe, caminamos con Dios, servimos, obedecemos, sacrificamos y tenemos hermandad y fraternidad. Y perseveramos porque tenemos  esperanza, porque tenemos una firme convicción que absolutamente vale la pena vivir para Dios en el presente porque sabemos que nos recompensará grandemente en el futuro. Una recompensa que vale más que inclusive nuestra propia vida. Esta perseverancia basada en la esperanza, un tema importante en Hebreos 11, es lo que todos necesitamos. Dios es bondadoso con nosotros porque nos da Su palabra, Sus gloriosas promesas, y sólo podemos perseverar y seguir adelante por él porque estamos deseando con ansias ese momento en el cual se cumplirán. (Nota: hay promesas a corto plazo, las cumplidas durante esta vida y las promesas a largo plazo, las cumplidas después de haber ido al cielo).

Todo se une en los dos últimos versículos, la conclusión de Hebreos 11.  Y todos estos, habiendo obtenido aprobación por su fe, no recibieron la promesa, porque Dios había provisto algo mejor para nosotros (cristianos), a fin de que ellos (santos de antaño) no fueran hechos perfectos sin nosotros. (Hebreos 11:39-40). ¿Ves esto? Los santos de antaño no en ese entonces y, todavía hoy, no han recibido todo lo que se les prometió, y tampoco los cristianos. Pero estos versículos significan que muchas de las promesas de Dios para los creyentes del Antiguo Testamento y para los cristianos se cumplirán al mismo tiempo. Por ejemplo, 1 Tesalonicenses 4:15-17 dice que todos los creyentes de todos los tiempos serán glorificados a la venida de Cristo, cuando la iglesia sea raptada. En ese momento, la obra de Dios con los santos de antaño coincidirá con Su obra con la iglesia, y todos nosotros seremos  glorificados, seremos perfectos.

Vivimos en los tiempos finales y no pasará mucho tiempo antes de que la obra de Dios con los santos de antaño y los santos de esta época converja y se cumpla a la venida de Cristo. En ese momento y en los siglos venideros, se cumplirán todas las promesas de Dios para Su pueblo.  Por ahora, seamos como Abraham que  “estaba buscando la  ciudad que tiene cimientos, cuyo arquitecto y constructor es Dios”  (Hebreos 11:10). Sepan que  “Dios no se averguenza de ser llamado su (nuestro)  Dios; porque ha preparado una  ciudad  para ellos  (nosotros)” (Hebreos 11:16, Juan 14:1-3). Piensa en cuando vayas al cielo –  “Has venido al monte Sión, la  ciudad del Dios viviente, la Jerusalén celestial, y a innumerables ángeles, a la asamblea general y a la iglesia del primogénito que están inscritos en el cielo, y a Dios, el Juez de todos, y a los espíritus de los justos hechos perfectos, y a Jesús, el mediador de un nuevo convenio.” Hebreos 12:22-24, Apocalipsis 21. ¡¡¡Amén!!!

Nota: No puedo exagerar la importancia de tener esperanza, esperanza piadosa. Hay un post anterior y un artículo anterior que te animo a leer – “Necesitas esperanza para atravesar la vida” y  “Tienes que tener esperanza!” Una cosa más: el domingo pasado enseñé en  Hebreos 11  en mi iglesia – si tienes tiempo, te animaría a escucharlo.