Por Steven J. Hogan

Traducido por Mario Meneses

~ Un Mensaje del Sabado por la Mañana #149 ~

Muchas personas no entienden el verdadero significado de la Navidad. De hecho, es un día especial del año, pero en realidad no se trata de familia, comida y regalos. En su sentido más simple, la Navidad es acerca de Jesús, que, como hijo único de Dios, se hizo hombre, y ahora es Dios y hombre. Debemos estar emocionados y agradecidos por lo que se llama la “encarnación”,  que Jesús vino a la tierra para ser Dios en carne humana. Pero más que eso, Jesús en realidad vino a vivir con nosotros, por lo que se le llama “Immanuel”, que significa “Dios con nosotros”. Mateo 1:23

Vivir en la tierra esa primera vez fue una experiencia extremadamente humilde para Jesús. Era perfectamente santo, pero vivía entre personas pecadoras, con aquellos que eran mundanos, con aquellos que ignoraban la verdad, y con aquellos que odiaban la verdad lo que significaba que lo odiaban a él y a Su Padre. Pero Jesús no buscaba alabanza y honor, porque quería ser siervo, y era el siervo de todos. Multitudes de personas de todo Israel vieron y oyeron a Jesús, a este hombre perfecto, al mejor maestro, a un luchador por la verdad, a un sanador de enfermedades, a Aquel que expulsó demonios, y aquel que amaba a todos, incluso a Sus enemigos.

Durante tres años, Jesús ministraba a los judíos y a algunos gentiles. Entonces llegó el momento de que el hiciera Su obra más importante, sufra, muera y sea resucitado de nuevo. Y la muerte de Jesús fue intencional, ya que significaba ser castigado por Su Padre por los pecados de las personas, para derrotar al diablo y destruir su obra, y para pagar por los pecados de aquellos que se arrepentirían de sus pecados y creerían en él. La justicia y el amor se encontraron cuando Jesús murió en la cruz, porque satisfizo la justicia de Dios, lo que resultó en que Dios pudiera perdonar a los pecadores y mostrarles Su amor. Y este perdón y salvación es sólo por la gracia de Dios, por la muerte de Cristo y la obra del Espíritu en el corazón de una persona, y no por sus propias obras. “Nos salvó, no por las cosas justas que habíamos hecho, sino por Su misericordia. Nos salvó mediante el lavado del renacimiento y la renovación por parte del Espíritu Santo, a quien derramó sobre nosotros ricamente por medio de Jesucristo nuestro Salvador.” Tito 3:5-6

Jesús nació. Jesús vivió. Jesús murió. Jesús se levantó de entre los muertos. Jesús ascendió al cielo. Eso resume la primera venida de Cristo. Ahora vivimos en la era de la iglesia, ese período de tiempo entre la primera venida de Cristo y la segunda venida, cuando está construyendo la iglesia, redimindo una novia por Sí mismo, y esperando el fin de esta era cuando regresará a la tierra. Que el pueblo judío ha regresado a Israel y reclamado su tierra es la clara señal de Dios para nosotros de que ahora estamos viviendo en los últimos años de esta era de la iglesia.

No pasará mucho tiempo antes de que Jesús, con “poder y gran gloria”,  regrese en las nubes (Lucas 21:27), y  raptará  la iglesia todavía en la tierra, reuniéndola a Sí mismo junto con todos los creyentes que ya han muerto y han ido al cielo. Entonces Jesús castigará a este mundo inicuo (Apocalipsis 8-9, 16), redimirá un remanente de  judíos y comenzará Su reinado tan esperado y orado sobre la tierra (Mateo 6:9-10). Entonces esos famosos versículos navideños (Isaías 9:6-7, Miqueas 5:2-5a), junto con muchos otros de la Palabra de Dios, se cumplirán por completo.  “El celo del Señor de los ejércitos logrará esto.”

En este momento de la historia, podemos mirar hacia atrás y ver exactamente qué profecías  cumplió Cristo en Su primera  venida, y mirar hacia adelante, sabiendo que cumplirá el resto de ellas a su segunda venida. Los creyentes que vivían en el momento del nacimiento de Jesús (por ejemplo, María, Simeón y Ana) no tenían una visión completa como nosotros. Ellos entendieron que lo que sucedió no fue sólo acerca de que un bebé nació, sino acerca del Mesías siendo ambos, Salvador y Rey. Simplemente no sabían que habría una primera y una segunda venida. Pero ahora podemos ver claramente, sabiendoque tiene debe haber una segunda venida, y que Cristo mismo nos lo dijo (Mateo 24:3-44). Es un hecho garantizado por Dios que Cristo regresará a la tierra, y una vez más será llamado, “Immanuel”, porque Dios, literalmente estará con nosotros.

En esta época especial del año, recuerda estas palabras acerca de Jesús, el Mesías: “He aquí, concebirás en tu vientre y darás a luz un Hijo, y lo nombrarás Jesús. Será grande y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de Su padre David; y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y Su reino no tendrá fin”  (Lucas 1:31-33). “No tengas miedo; porque he aquí, os traigo buenas noticias de gran alegría que serán para todo el pueblo; porque hoy en la ciudad de David ha nacido para ustedes un Salvador, que es Cristo el Señor”  (Lucas 2:10-11). Si no conocen a Jesús y Su amor por ustedes, los animo a orar estas palabras de ese villancico,  “Oh Pequeño Pueblo de Belén. “Oh  santo Hijo de Belén, desciende a nosotros, oramos. Expulsa nuestro pecado, y entra, nace en nosotros hoy. Escuchamos a los ángeles de Navidad, las grandes buenas nuevas dicen. Oh, ven a nosotros, permanece con nosotros, Nuestro Señor Immanuel.”

Nota: He escrito dos publicaciones anteriores sobre Navidad, que les animaría a mirar: “Primera venida a la edad de la Iglesia a la segunda venida”  y “La historia de Navidad y la segunda venida de Cristo”. Tengan una bendita época navideña como ustedes con su familia y amigos y celebren el nacimiento de nuestro Salvador y Rey.